lunes, 4 de julio de 2011

Tamtoc, la única ciudad huasteca





SAN LUIS POTOSÍ, México, mayo 12, 2006.- A 20 minutos de Tamuin, del estado de San Luis Potosí, se encuentran las ruinas de Tamtoc, la única ciudad huasteca descubierta hasta el momento, donde vivieron más de cinco mil habitantes en el año 800 antes de Cristo, bien organizados y con una infraestructura urbana muy adelantada a sus tiempos.

“Muy temprano concretamente Tamtoc como zona arqueológica, viene a representar la única ciudad huasteca que conocemos urbanismo, diferentes plazas, está enclavada en un área de 133 hectáreas”, dijo Guillermo Ahuja, director del proyecto Tamtoc.

Para el arqueólogo Guillermo Ahuja, el descubrimiento de Tamtoc podría cambiar los libros de texto en nuestro país.



“Tamtoc ha venido a representarse como ciudad Huasteca, ha venido a representar, precisamente, la necesidad de empezar a revisar la historia de esta cultura. La arqueología mexicana había olvidado de alguna manera el noreste de México, pensando que no teníamos datos de mayor relevancia”, dijo Guillermo Ahuja.

El 27 de febrero del 2005, fue descubierta una piedra de varias toneladas de peso, llamada el monumento 32. Una reliquia que ha asombrado a los arqueólogos que sitúa a la civilización en las mismas fechas en que floreció la cultura olmeca.

“Lo que nos ha sorprendido es básicamente la temporalidad y el hallazgo del monumento 32 nos lleva precisamente a esa necesidad de revalorizar. Vemos también sobre todo el área oeste de Tamtoc, construcciones por el proceso constructivo y tecnológico muy similares a los que están usando para el mismo periodo, el grupo Olmeca”, comentó Guillermo Ahuja.

Pero hay dos propuestas, el olmeca se mueve hacía el norte, se asienta, se integra con grupos regionales y con esta fusión surge la cultura huasteca; y la otra posibilidad es que existiera otro grupo también temprano que este viviendo a la par de los olmecas que están en Tabasco o en el sur de Veracruz.


Los huastecas se desarrollaron entre el año 800 antes de Jesucristo y el 1400 de nuestra era, pero pese a las investigaciones realizadas hasta ahora, son muchos los misterios que encierra aún esta civilización.

Ahora, los investigadores quieren descifrar la posible relación entre los pobladores huaestecas y los misteriosos olmecas, unos de los primeros habitantes de Mesoamérica, de los que hay vestigios en la Costa del Golfo de México, a unos cien kilómetros de Tamuin.

Tamtoc o "Lugar de las nubes de agua" tiene un potencial enorme porque es la primera ciudad huasteca que se descubre, indica el arqueólogo mexicano Guillermo Ahuja y agrega que la investigación de este lugar "permitirá entender mejor a esta cultura que se había mantenido en un cierto abandono por privilegiar las zonas del altiplano central (aztecas y otras culturas) y del sureste del país (mayas)".


La zona arqueológica de Tamtoc, abierta al público desde hace sólo unos meses, está asentada entre enormes zonas ganaderas bañadas por el río Tamuín, cuyo cauce envuelve el enclave arqueológico, lo que aumenta la belleza de esta ciudad prehispánica.

Tamtoc se extiende sobre 30 hectáreas y cuenta con tres plazas, más de 70 estructuras y varias esculturas, entre ellas una que representa al gobernante de Tamtoc, llamado el "Cinco Caracol" y el calendario lunar.

La región de la Huasteca abarca el sur del estado de Tamaulipas, el norte de Veracruz y el oriente de San Luis Potosí e Hidalgo, y entre las principales zonas arqueológicas que se encuentran en la región destacan Las Flores, Castillo de Teayo, Agua Nueva y Yahualica, además de Tamtoc.

Ahuja, quien lleva cinco años de excavaciones e investigación en la zona, dice que trabajar en un proyecto integral permite conocer en su conjunto las plazas, el trazado de las calles y la forma en cómo solucionaban los problemas de inundaciones los antiguos habitantes del paraje.

"El conocer su urbanismo y cosmogonía, también servirá para generar líneas de investigación en busca de una posible tumba al interior de las pirámides", asegura el arqueólogo.

Hasta el momento se han encontrado doscientos enterramientos pero al parecer ninguno era de un jerarca aunque sí de personajes importantes dentro de la civilización por la forma en que fueron hallados.

"Todos los restos óseos se han encontrado hacia el interior de una estructura o alrededor de ella y están viendo a la plaza pública, por lo que debieron tener un tipo de rango".

Se ignora de momento, dice Ahuja, si Tamtoc responderá a la tradición mesoamericana, en la que se acostumbraba a instalar tumbas en el interior de las grandes pirámides, o a otras corrientes. Todavía no se están perforando los montículos bajo los cuales están los enterramientos: "primero hay que entender el patrón urbanístico, sus costumbres y ya después buscar las tumbas".

Una de principales piezas de Tamtoc es el Calendario Lunar, de unas 30 toneladas de peso, que fue descubierto en febrero de 2005 y que podría aportar datos sobre la presencia Olmeca en la región.

La pieza es muy elaborada para un período tan temprano (800 antes de Cristo): "Llama la atención el delicado trabajo en una pieza monolítica, primero por el traslado de una pieza de 7,6 metros de largo y luego por manejo de 13 figuras con una simbología muy particular".

El monolito, una vez restaurado, vuelve al lugar que ocupó antaño dentro del complejo de las ruinas, porque "es importante que se vea el contexto original en que fue encontrado para que el público conozcan cómo funcionaba la ciudad".

El monolito encabezaba un sistema hidráulico que tenía la función de recolectar el agua de unos canales que la llevaban a una laguna artificial construida por los habitantes de Tamtoc. El excelente trabajo en la talla, así como sus conocimientos en hidráulica, permiten señalar que el grupo huasteco era la escisión de alguna otra cultura que participó en los albores de Mesoamérica.

Ahuja, quien está al frente de un grupo de arqueólogos, antropólogos, físicos y restauradores, destacó que otro misterio que se empieza a desvelar en esta ciudad milenaria es la importancia que tenía la mujer.

"La mujer es la que siempre da la pauta, es la productora de vida, a diferencia de otras culturas en donde normalmente sólo se han encontrado hombres". Llama la atención el papel de la mujer huasteca en la época precolombina, porque permite explicar la forma en que están organizadas en la actualidad en la región huasteca.

"Ellos siguen organizándose dentro de su estructura en la que está presente el gobernador y la gobernadora, lo que aparentemente habla de un hilo conductor desde aquella época", indicó Ahuja. En la zona se han encontrado 36 tumbas de mujeres, todas ellas decapitadas, lo que se asocia con los ritos religiosos de enterramiento de los huastecas.

Ahuja señala que los hallazgos en Tamtoc aportan más elementos para entender ese período de preclásico medio en la costa del Golfo y complementar lo que se sabe de los olmecas, una de las civilizaciones precolombinas más misteriosas, o bien descubrir si existió otro pueblo contemporáneo al Olmeca, similar a éste pero con iconos diferentes.

Un grupo de arqueólogos que analiza 70 mil vestigios recién hallados en Tamtoc, San Luis Potosí, cree haber hallado la ciudad mítica donde los aztecas iniciaron su legendaria peregrinación.

En el panorama violento de Mesoamérica, rodeada por tribus chichimecas, se fundó una ciudad de agricultores con fama de hechiceros, guerreros, escultores y textileros, que profesaban culto a la Luna y a Ehécatl. Corría el año 400 cuando en un meandro del Río Tampaón, al noreste de San Luis Potosí, una sociedad bien organizada transformó el terreno pantanoso, rodeado de lagunas, en una ciudad monumental, con edificios de tierra rematados en plataformas circulares que se alzaban por encima de los 36 metros de altura.

Hoy la llaman Tamtoc, lugar de las nubes de agua. Después de 900 años de ocupación y otros 700 de abandono, más de 70 mil vestigios acaban de resurgir para llamar la atención sobre un “hueco historiográfico” que podría acercarnos al primer ensayo de la monumental obra hidráulica que dio origen a Tenochtitlán.

Conocida desde 1880, pero excavada parcialmente en 1960, Tamtoc fue comparada con la monumentalidad de Teotihuacán. Hoy, el que será “el primer sitio arqueológico de la cultura huasteca”, abrirá al público en diciembre con un atractivo proyecto integral de ecoarqueología, que incluye la posibilidad de llegar hasta él en trajineras, a través del río, para no dejar lugar a las comparaciones sino al asombro.

BAJO LAS NUBES

A una hora de Ciudad Valles, Tamtoc se extiende a lo largo de 133 hectáreas (26 kilómetros) “y todavía falta que compremos 16 más”. Luego de tres años de excavaciones, iniciadas en 2001 por el arqueólogo Guillermo Ahuja, se ha descubierto el 25 por ciento de la ciudad: apenas 64 de las 225 estructuras, algunas de las cuales se cuentan entre las 10 más grandes del país.

Las pocas menciones historiográficas describen a los huastecos desnudos, tatuados en el cuerpo, con dientes limados, a veces cubiertos de chapopote “para verse más fieros en la batalla” y con la cabeza deformada en forma de cono. Sahagún relata una ceremonia del pulque en la que participó un sacerdote huasteco, quien al beber cinco tazones del sagrado líquido perdió la cordura y enseñó “sus vergüenzas”. Ángel María Garibay presentó un poema erótico que habla de una hija de Xólotl, la cual “enfermó” por ver a un huasteco desnudo en el mercado, y hasta que su padre no la casó con éste no se repuso.

“Los huastescos llegaron a ocupar Tamtoc por miles. Tenemos calculados casi 4 mil habitantes: en el posclásico tardío (entre el 800 y 1300 d.C) ya era una de las regiones más pobladas, con señoríos independientes”, dice Ahuja.

Vestigios encontrados en la zona, entre los que destacan una escultura de piedra partida por la mitad que muestra las extremidades inferiores y el pene perforado de un personaje (alusión al mito de gestación del Hombre del Quinto Sol), además de códices y vasijas con iconografía que nunca se había registrado, llevan a afirmar al arqueólogo: “En Tamtoc habitó una sociedad sedentaria bien organizada, que entra en el patrón de agricultores avanzados con una organización pre-estatal o tal vez plenamente estatal. Hay una diferenciación social por clases, incluso división social del trabajo, pues encontramos talleres de tallado y tejido. Hay también evidencias de comercio de obsidiana cuya ruta comercial pudo partir a través de la Sierra Gorda y la sierra Madre Oriental hasta Hidalgo, uno de los productores de la piedra negra”.

Entrevistado en el sitio arqueológico que ahora coordina y por el cual fue duramente criticado por el Consejo de Arqueología (“decían que quería construir un jardín o un nuevo Xcaret”), Ahuja resume su labor: “Creo que hemos encontrado bastante, pero no son grandes tumbas ostentosas”.

Tamtoc cuenta con una plaza central que posiblemente tuvo un uso cívico-administrativo y que fue construida en los últimos momentos de la ciudad, pues las estructuras están recubiertas con piedra. “En épocas anteriores los recubrimientos son sólo de estuco. La plaza puede fecharse entre el 900 y 1300 d. C.”.

La plaza está rodeada de estructuras como El cubilete, de 36 metros de alto, que fue la causante de que el arqueólogo Joaquín Mit no pudiera contener las ganas de compararla, en 1937, con la grandeza de Teotihuacán. “Quizá lo hizo pensando en el equivalente del Sol y la Luna, pero no encontramos elementos de esa relación hasta ahora”, dice Ahuja.

El Tantoque, de 21 metros de alto, es la estructura religiosa. “Lo creemos así por su orientación hacia el nacimiento del sol, que la hace servir de rector calendárico”. Al norte de la plaza está El Corcovado, una estructura circular que sería uno de los puntos comerciales políticos. “Construir a partir de un círculo marcó el primer eslabón de otras transformaciones arquitectónicas, que ya se aprecian en La Venta, donde las esquinas comienzan a hacerse en ángulo y se recubren con piedra”, detalla Ahuja, quien considera la arquitectura como uno de los muchos elementos que junto con el uso de calendarios, el urbanismo hidráulico y la presencia de ritos funerarios, permitirían aventurar “la posibilidad de que las grandes migraciones que llegaron al Altiplano Central a partir del 1100 d.C., pasaron por esta región”.

HALLAZGOS

Hasta el momento, 64 estructuras fueron liberadas, de un total de 225 edificios. Por algunas orientaciones, los arqueólogos han inferido “un fuerte culto a la Luna relacionado con las fases más cercanas o lejanas del satélite con respecto a la Tierra, aunque también está presente el uso del calendario solar”.

En lo que respecta a las estructuras de la ciudad, algunas todavía conservan huellas de los pisos, decorados con láminas de estuco; otras tienen restos de dos etapas constructivas y la mayoría muestra restos de quemazón.

Otras construcciones se prolongan en pasillos que rematan con una plataforma circular en la punta y son muy características del sitio. “Todavía no tenemos explicación para ellas, pensábamos originalmente que por su orientación hacia el Sol podían significar la proyección del astro, pero acabamos de encontrar una que no apunta al Sol sino hacia la Luna. No es justificación, pero enfrentamos el vacío de información sobre la cultura huasteca”.

En uno de estos pasillos se encontró un osario con siete individuos desmembrados, depositados en un hueco. “Las mandíbulas presentan dientes aserrados y tenemos siete kilos de carbón para que se hagan fechamientos”, dice Ahuja.

En total, junto con un entierro de 19 individuos entre los que sobresalen los restos de un hombre y de dos niños, se han encontrado 40 cuerpos. También, restos con puntas de proyectil, hachas y algunos huesos con marcas de canibalismo ritual, que han aparecido en entierros múltiples en la punta de una estructura de aproximadamente 19 metros de alto, donde el esqueleto está rodeado por vasijas con iconografía acanalada, y tiene sus dedos al interior de las ollas.

“Es muy probable que se trate de dos personas. Es común que los entierros sean múltiples, por el concepto de acompañarse al inframundo. El hecho de que los depositen en una estructura tan sobresaliente indica cierto rango social.

Por otro lado, el depósito viene cubierto con cinabrio, un polvo rojo que es el mercurio nativo. Haciendo una similitud con la Reina Roja de Palenque, que también se encontró cubierta de cinabrio, pues creemos que no es cualquier pelado”.

En otras partes del sitio se han recuperado fogones de entre el 300 y el 1300 d.C. aunque, a decir del arqueólogo en jefe, hay evidencias de ocupaciones anteriores que pueden remontarse al 600 o 700 a. C.. “No las hemos trabajado porque nuestra prioridad es estabilizar la parte central”, informa.

Otros vestigios, como malacates de piedra para hilar, agujas de cobre, cucharones, platos, ollas, jarras, cuentas de calcita, de piedra verde tipo serpentina, y miles de fragmentos de cerámica esgrafiada, entintada o con pintura fugitiva (que desparece con el agua) revelan a los estudiosos “que los huastecos tenían como actividad comercial la producción de textiles, los más prestigiados en Mesoamérica, y la venta de esculturas de piedra, las mejores en cuanto al manejo de la tridimensionalidad, las proporciones, el volumen y el adorno”. Incluso hay evidencias de un taller de tallado, con desechos de esculturas enormes.

ECOLOGÍA ARQUEOLÓGICA

Entre los trabajos de ecoarqueología destaca la recuperación de dos lagunas, las cuales funcionaban para el autoconsumo durante la época de florecimiento de Tamtoc, y que estaban secas. “Provocamos desniveles para encauzar el agua hacia éstas y le dimos una ayudada bombeando agua del río. Ahora han comenzado a llegar patos, espátula rosada, halcones y el águila quebrantahuesos”.

En cuanto a vestigios de pintura mural, destacan fragmentos de personajes con atavíos coloridos y plumas. “Debieron tener criaderos de aves de bello plumaje. Las mismas crónicas de Sahagún describen los enormes tocados de los huastecos: iban muy galanos a las guerras, con pulseras enormes y orejeras”.

El monumento 22

Pero el más impresionante de los vestigios encontrados es la escultura del posible gobernante de Tamtoc, que por interpretaciones del glifo que lo acompaña podría llamarse Cinco Caracol, y a quien que ya se conoce jocosamente como “Tomás”. Es una gran estructura de piedra que representa la parte inferior de un personaje, desnudo con un enorme pene perforado y cubierto con una protección de ixtle.

“Hace alusión al mito de la Creación del Hombre del Quinto Sol por Quetzalcótal, quien al bajar al inframundo se perforó el pene para mezclarlo con los huesos de las generaciones anteriores y generó al hombre”.

Descubierto en mayo, justo en la época de lluvias, los pobladores han comenzado a asociar su presencia con la caída del vital líquido. “Creen que cada vez que lo limpiamos llueve. El año pasado vinieron a pedirnos de favor que los dejáramos limpiarlo para que lloviera.

Coincidentemente, cayó el mayor temporal del año. Por eso vienen a verlo con respeto y hasta le atribuyen el aguacero que le cayó al ex gobernador Fernando Silva Nieto cuando vino a inaugurar los trabajos.

“Encontramos primero una esquina de la piedra, pero resultó ser enorme. Nos extendimos porque creíamos que era una larga tumba que tenía grabados solo laterales como en forma de serpiente”, recuerda.

Cinco Caracol tiene un glifo en el que según la interpretación del arqueólogo aparece un caracol con cinco puntos y otro con el nombre del lugar: un río serpenteante que rodea las tres elevaciones, con un caracol al centro que alude “al lugar de las nubes de agua”.

“Hay una propuesta de que la Lápida Tamtoc, que ahora se muestra en el Museo Regional Potosino, forme parte del glifo y marca la unificación de señoríos, pero creo que la escultura debió formar parte de la decoración de alguna estructura en honor del gobernante y al morir fue derrumbado. No se ha encontrado ni su cabeza ni el torso”.

Para los investigadores, lo maravilloso del sitio es que “vienes de cero, no conocemos nada, no hay documentos del siglo XVI, es todo un reto”. Hay que empezar a entender la simbología, las representaciones de figurillas y trazos de la cerámica.

VOLVER A AZTLÁN

No es descabellado pensar que, rodeados de agua, los huastecos pudieran ser el germen de la fundación de Tenochtitlán. “La mítica Aztlán de la que provenían los migrantes podría bien localizarse en el Golfo. Recordemos que el huasteco es la gente que está después del pasadero de agua”, dice Ahuja. “Son los que dejan atrás ese lugar de garzas y se integran a un movimiento migratorio causado por la caída de las urbes”.

La propuesta señala que “hay más elementos para asociar la presencia cultural de los huastecos en el trabajo que llega a hacer el tenocha en el islote para agrandarlo y poder empezar a crear la metrópolis”. De acuerdo con el arqueólogo, “tenemos la presencia de deidades tipo Ehécatl en periodos anteriores a los mexicas. Al ir viendo la migración y los lugares de ocupación, tenemos una ruta clara desde Tamtoc hasta el Altiplano. Subes por la planicie costera, te internas en la sierra Gorda y llegas a Teotihuacán”.

Si bien se había propuesto que Tamtoc era un asentamiento del posclásico tardío y que había sido sometida por los mexicas, hasta el momento no se ha encontrado cerámica azteca.

Según Ahuja, los hallazagos plantean parteaguas para mirar, no sólo hacia Mesoamérica, sino también hacia Florida: “Las crónicas del XVI, el mismo fray Andrés de Olmos, se inician para evangelizar el corredor cultural que iba hacia allá”, aventura.

Tamtoc se abrirá en diciembre con una reunión académica que comience a discutir los materiales encontrados.

perdon si la informacion es muy extensa, pero creo que vale la pena

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