TLAXCALLI (lo que se desgrana
o amasa en casa) reflexión acerca de integrar lo sagrado a la comida.
Proyectando
diversos pedazos de experiencias, conceptos e ideas que nacen de ir caminando
en las rutas de la vida cotidiana en pequeñas comunidades rurales de México y
una curiosidad que nace de una necesidad de comprender mensajes ocultos, o
dicho de alguna manera entre líneas, aquello que no se nos explica
directamente, de los rituales propios de las diversas manifestaciones de las
formas de la llamada danza azteca- chichimeca, o derivados. Sobre todo, los que
realizamos los mestizos que ya vamos con ideas propias de la academia y con muy
poco o nada de la experiencia real de estar en contacto con la tierra y su
cuidado. En realidad, y a pesar de
observarlo y participar ya por muchos años, no sé si de verdad esos rituales
son originarios o bien la necesidad de exaltar de manera casi fanática una
identidad ya perdida o difuminada en otras culturas que se han integrado, y que
para algunos puntos de vista ya somos un mosaico sin forma, o bien que el
sincretismo ya es inevitable.
Pero de esta
aparente mascara de formas, me he dado cuenta que en lo cotidiano aun las
memorias ancestrales se ven claras en usos y costumbres, pero las veo desde el
nivel simbólico, metafórico no ausente de sabiduría, aventurándome a establecer
teorías, sin ninguna pretensión académica, fundamentado solo en observaciones,
asociaciones y conversaciones de ideas propias y ajenas, de conjuros, limpias, cantos
y rituales, que siempre han estado ahí y que practicamos, pero que pocas veces
reflexionamos acerca de ellas.
En esta
ocasión me llamo la atención la idea que he escuchado en diversas comunidades de
que el Maíz “siente”, si se nos cae “llora” y si lo colgamos cerca de nuestra
puerta nos “protege de malas influencias”, “aires”, “ojo” etc. Además, alguna
vez vi que fue usado como método de adivinación, “arrojarte el maíz” y ver en su
lectura tu estado emocional y posibles enfermedades.
Yum K'aax o
Yum Uil, controlaba el alimento sagrado de los mayas: el maíz. Se le
representaba siempre como un joven con deformación craneal portando mazorcas de
maíz. Era el patrono de la labranza y los códices lo presentan ocupado en gran
variedad de trabajos agrícolas
Chicomecóatl (en náhuatl: chicomecoatl, ‘siete
serpiente’‘chicome, siete; coatl serpiente’) da subsistencia, en especial del
maíz, principal patrona de la vegetación y, por extensión, fertilidad.
Chicomecóatl era la parte femenina de Centéotl. Se la podía llamar también Xilonen
(‘la peluda’), refiriéndose a las barbas del maíz en vaina, se la consideraba
«joven madre del jilote [maíz tierno]», así era protectora de una de las fases
del ciclo del maíz. Xilonen también podía ser llamada Centeocíhatl y se
encontraba casada con Tezcatlipoca. Otra forma asociada a Chicomecoatl es
Ilamatecuhtli (“anciana digna”, “Señor(a) anciana”’) la mazorca madura,
cubierta por hojas arrugadas y amarillentas.
Ahora bien lo que me pareció interesante, no es dar un
punto de vista académico o explicar procedimientos o métodos de siembra, lo
que me interesa es un intento de
explicar la relación de ese “espíritu del maíz” capaz de protegernos, al
parecer conoce nuestro destino (como un oráculo), su sentir y que al mismo
tiempo entra en nuestro cuerpo y “se integra” y al mismo tiempo su relación con los cuatros
elementos llega de manera directa a nuestro organismo, La forma que adopta
al final, resulta ser circular que me pareció lógico que se parezca a los símbolos solares representados en todo el Anáhuac, pero ahora en algo concreto
y tangible como lo es un un alimento, la tlaxcalli. (tlaxcalli en náhuatl, le han dado la traducción y significado de pan de maíz plano)
aunque a mi parecer no es una traducción del todo correcta, podría incluso
especular que tlaxacualo que es amasar o desgranar y calli - casa podrían estar aglutinadas, “desgranar y amasar en casa” me
parece ideal como traducción, ya que en algunos lugares solo se le llama tlaxcal.
La idea de que es un pan o tarta me parece europea e introducida “a la fuerza”
como “tartilla”, algo que no es una tarta derivando en tortilla, que bien
podría ser un vocablo despectivo.
Pero vayamos a lo que me interesa transmitir, lo
primero es que una vez que se prepara la tierra que debe estar “suave” y con
los nutrientes necesarios, o por decirlo de alguna manera “sana”, al sembrar la
semilla debe recibir mucho sol que en esta relación llamarlo ipalnemoani (por quien se vive, el que da vida),
y ver como “fecunda” ese nuevo ser desde la tierra y relacionar a la tierra con
una madre que esta viva y dándonos sustento, me resulta de una increíble precisión y fuerza descriptiva y no una mera etimología o metáfora.
Este nuevo ser no solo requiere tierra y luz solar, es
bien conocida la relación del crecimiento del maíz con el temporal de lluvias,
es decir agua y los guardianes del lugar que por curioso que parezca para este
ejemplo serian las hormigas chicatanas
que además son un alimento muy completo .
“Según los mitos, los hombres descubrieron el maíz
gracias a las arrieras que cargaban los granos a una cueva o los sacaron de
ahí. El interior de la montaña es también el lugar de origen de las nubes, los
aires y los humanos, y el lugar de residencia de los difuntos. Las hormigas
estaban vinculadas, en la época prehispánica, con el planeta Venus y
Quetzalcóatl (Serpiente Emplumada), ligados también con el inicio de las
lluvias. Las hormigas desempeñan entonces un papel de héroe civilizador y de intermediario
entre el mundo celeste y subterráneo, el mundo de los vivos y de los muertos,
papel que se ha observado en otras partes del mundo.”
Por otra parte si te subes a un cerro a observar los maizales,
notas como la acción del viento, mueve las hojas y los tallos y vistos a
distancia, pareciera que una serpiente de viento, ehecatl-quezalcoatl,
estuviera ahí moviéndose armónicamente, “energizando” a la cosecha, algunos
vientos de lluvia están cargados eléctricamente y no es un secreto que los
vientos de verano pueden ir de norte a sur, que llevan diversas semillas que a
su vez poliniza a otras plantas.
En este sentido para su nacimiento, el maíz requiere
tierra, fuego solar en forma de luz, agua de lluvia que trae vientos fuertes,
esta lluvia a la distancia también parece una serpiente descendiendo, claro podrías pensar que es mi imaginación o como dicen los psicólogos pareidolia,
pero he tenido la oportunidad de mirar estos fenómenos varias veces y no es difícil llegar a la mismas conclusiones.
Aunque existen diversas maneras de preparar al maíz,
me enfocare en una sola la Tlaxcalli,
La palabra nixtamal proviene del náhuatl nextli, cal
de cenizas; y tamalli, masa cocida de maíz. En algunas partes se usa ceniza
proveniente de las brazas de carbón, la ceniza símbolo “de lo dejado” aquí veo
la relación agua- tierra nuevamente, pero en esta segunda parte donde se
convierte en alimento, su transformación depende del nuestra participación activa y no de la naturaleza, quizás por eso cuando están los alimentos ya
hechos, en algunas comunidades rurales se
ofrendan alimentos procesados dentro de los campos de siembra.
El Tlecuil,
formado por tres piedras llamadas tenamastes, que sirven como base para colocar
comalli que suele ser circular, llamarlo “circulo de fuego” no me suena
absurdo, (esta palabra también me llamo la atención porque comalli es la manera de llamar a nuestra espalda), se
colocan en el suelo en formación triangular para acomodar leña, un triangulo debajo
de un circulo lo vemos también en los popoxcomilt femeninos y en los tambores
huehue. En este punto ya tenemos la maza
o tamalli, listos para hacer tlaxcallime, y en esta parte se cierra el ciclo de
los elementos de vida, agua - tierra y fuego-viento al Tlecuil le “soplamos
para que no se apague” y nuestro “circulo de fuego” espalda se hace uno con el
del tlecuil, comalli, la maza se “tortea con las palmas de las manos que son
fuente de energía curativa” y de estas fusiones energéticas vemos nacer la Tlaxcalli.
Mi ultima reflexion es, si somos gente de medicina,
aprendemos a “tener visión”, si somos un
pueblo de maíz, si este espíritu realmente vive entre nosotros, con nosotros y
dentro de nosotros, valgan las redundancias , nos protege y debemos protegerlo,
que realmente somos agua-fuego, tierra-viento, como siguieren las mas antiguas
culturas, y que aunque lo olvidamos fácilmente la comida es poder.
Katz, E. (2005). Anales deAntropología. (UNAM,
Ed.) Recuperado el 18 de septiembre de 2021, de Anales deAntropología:
https://www.academia.edu/24412082/Las_hormigas_el_maíz_y_la_lluvia
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