FUENTE: Rafael García Granados. (1893-1955). Historiador, periodista y agrónomo mexicano. El artículo aquí transcrito fue publicado en : Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, Volumen I, número 3, año 1939.
El Códice Cospi es, sin duda alguna, entre los diez y seis o diez y siete códices mexicanos prehispánicos que conocemos, uno de los más interesantes tanto si se le mira con ojos de artista cuanto si se le estudia desde un punto de vista arqueológico. Los dos estudios que de él conocemos se deben a don Francisco del Paso y Troncoso y al doctor Eduardo Seler, pero distan mucho ambos de despejar las incógnitas del manuscrito, ya que el primero sólo lo examina desde un punto de vista gráfico, sin llegar a resolver los problemas que se plantea, y que el estudio interpretativo del segundo deja, igualmente, sin resolución, el contenido del reverso del códice.
No sabemos cómo ni cuándo llegó a Europa el documento que nos ocupa, que en 1665 fue obsequiado por el Conde Valerio Zani al Marqués Fernando Cospi, quien, a su vez, lo donó a la Biblioteca de la Universidad de Bolonia, donde se conserva, por cuyo motivo suele llamársele también Códice de Bolonia.
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